Sin desmerecer a nadie, compartimos un primer nivel muy enriquecido por la asistencia de dos discípulas de 7 y 10 años, que se animaron al desafío, con su tan corta edad de ser Reikistas.
Y fue un impulso personal y no una decisión de mayores , querían ser Reikistas.
en la primer foto vemos el grupo y en la segunda a Violeta de 7 años y Daira de 10.
Yo tome el compromiso cuando me recibí de Maestra de Reiki que todos los hijos o nietos de Reikistas iniciados por mí, si lo deseaban serían iniciados sin costo, como para devolver a esta bendita disciplina algo de lo que me brinda diariamente.
Y que mejor que ayudar a encontrar su camino desde pequeños, a seres que ya están despiertos.
Verlas concentrarse en las iniciaciones, como colocaban sus manos en las diferentes posturas sin dudas, y como se durmieron profundamente cuando recibían Reiki de su compañera, es algo que me llena de amor el corazón.
Mi deseo es que las próximas generaciones nos ayuden a formar un mundo mas amoroso.
Namasté.